martes, 28 de marzo de 2017

trasvase tajo-segura

Han pasado ya cincuenta años desde que las aguas del río Tajo iniciaron su primer viaje «forzado» hacia las tierras del Levante español, medio siglo desde que, de alguna forma, se materializó el dicho popular «Agua que no has de beber, déjala correr».
El 15 de febrero de 1967 se aprobó el trasvase Tajo-Segura, una obra de ingeniería hidráulica que se puso en marcha a finales del franquismo y que llevó en 1979 las primeras aguas desde el río Tajo, en la vertiente atlántica de la Península, a las tierras del Levante español. Los primeros proyectos databan del principios de los años treinta del siglo XX. Con capacidad para un caudal de 35 m3 de agua por segundo, el trasvase tiene 286 kilómetros de longitud y comienza en los embalses de Entrepeñas (río Tajo) y Buendía (río Guadiela), en el límite de las provincias de Guadalajara y Cuenca. En 1979 se trasvasaron 63.14 hm3 hasta alcanzar el volumen máximo de 604.95 hm3 en 1999-2000.

El impulsor de la idea del trasvase desde la cuenca del Tajo a la del Segura fue Manuel Lorenzo Pardo (1881-1953). Este ingeniero madrileño de Caminos, Canales y Puertos trabajaba en el Ministerio de Obras Públicas durante el primer bienio de la II República Española (1931-36).

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